Primera clase: el objeto especial

La palabra "clase" viene, cómo no, del latín. Se usaba para nombrar al ejército naval del Imperio Romano, con su estructura inmóvil de barcos alineados, todos parejitos, en posición cerrada. Quise en nuestra primera "clase" de-construir esa flota y plantar en ella la semilla de una comunidad de aprendizaje. Una comunidad crece de forma orgánica, rizomática (Deleuze y Guattari, 1976) en torno a las experiencias compartidas y a través siempre del diálogo, de la colaboración. Compartir , pues, es aprender. Y viceversa.

Para ello, saqué el truco del "objeto especial", una de mis actividades favoritas para romper el hielo, entre nosotros, y construir comunidad (prestada de mi querida amiga Pilar Almansa). La actividad es simple: cada quien elige un objeto que exprese o simbolice o esté muy unido a tu proyecto de tesis. Y ahí empezó el juego:

AA partió plaza, primero, con su avalancha, que remite a la infancia para los suertud@s que disfrutaron de este maravilloso invento: las ventajas del patinete y de la conducción en una sola experiencia! Remite, pues, a los niños, y a un proyecto de investigación inspirado por la acción social, por la vocación de ayudar, de luchar, de cambiar... esa fuerza activa y liberadora, también en ese sentido, de la avalancha (Alex colabora con el Grupo Pro Niñez)

Avalancha 
Y hablando de creaciones maravillosas, y casi rozando el realismo mágico, JM eligió los alebrijes como el objeto que expresa la complejidad poliédrica con la que quiere pensar la pobreza, una pobreza que desea pensar "desde la propia pobreza", o como diría Antonio Lafuente, desde la perspectiva de los afectados. También, para mí, los alebrijes son seres que habitan el reino de la imaginación artística e infantil, el territorio natural en el que Mariano ha desarrollado proyectos culturales en Rizoma.

Alebrijes: la fantasía animal hecha objeto

No obstante, el momento lírico álgido de la noche estaba reservado para TF con sus zapatos de tango. En esta ocasión el objeto no remite de forma metafórica a la investigación, sino que literalmente la condensa: T. ama el baile del tango y es parte activa de la comunidad milonguera de Puebla. En esa comunidad, nos cuenta, el zapato no sólo sirve para bailar; es también un medio de expresión de afecto y solidaridad entre las mujeres de la comunidad. Las zapatillas, "convocan la conversación" y "hacen parte de un ritual". Los zapatos, pensados así, cobran vida propia, son cultura. 

Zapatos de tango, metonimia de la comunidad milonguera
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.. y llegó el punto de inflexión. Pasamos, después, a objetos y zonas de investigación oscuras del ser humano, sus pulsiones tanáticas. Ese viaje al purgatorio lo inició MA, con su relato de la comunidad digital anoréxica y bulímica, con las diosas Ana y Mia, Ana, la tiránica, Mia, la consolatoria, una mitología cuyas creyentes adoran la delgadez y aprecian sentirse acompañadas, en la red, en esa agonía. Sentirse menos solas, ser parte de una comunidad, ser, por fin, aceptadas, aun cuando el club sea siniestro. Pero "cuando convives con lo siniestro, lo siniestro deja de serlo para ti"; la autoflagelación del cuerpo se normaliza, se vuelve un estilo de vida, una cultura, una obsesión compartida, un refugio.

Mia y Ana, las voces dentro de la agonía física

Y JA puso el soundtrack de la frontera, los narcorridos del Movimiento Alterado. Música, de nuevo, en torno a la cual se legitima y expresa una cultura violenta, cruel. "No sólo importa el corrido sino todo aquello que el corrido envuelve". ¿Por qué él estaba con nosotros y sus compañeros de escuela ya han muerto o viven en la violencia? ¿Qué puede aprenderse de uno, qué puede sanarse, a través de la comprensión intelectual de la cultura que nos constituyó, que nos circundaba?

Concierto del Komander, fiesta de la narkocultura








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